La celulitis es una condición multifactorial que se origina principalmente por la interacción entre cambios hormonales, factores genéticos y estructurales del tejido conectivo, exacerbada por la circulación deficiente y el estilo de vida, afectando a la mayoría de las mujeres después de los 30 años.
La celulitis es una alteración del tejido subcutáneo que afecta entre el 80% y 90% de las mujeres post-púberes, independientemente de su peso o nivel de actividad física. Se debe principalmente a la interacción entre el tejido conectivo fibroso y las células adiposas en la capa subcutánea. Cuando las células grasas se agrandan o se acumulan, ejercen presión hacia arriba sobre la piel, mientras que las bandas fibrosas que conectan la piel con los músculos tiran hacia abajo, lo que crea la característica apariencia de «piel de naranja».
Los niveles de estrógeno desempeñan un papel clave en el desarrollo de la celulitis. La disminución de estrógeno durante la menopausia reduce el flujo sanguíneo al tejido conectivo, afectando la oxigenación de la piel y favoreciendo el almacenamiento de grasa. Esta es una de las razones por las que más del 70% de las mujeres mayores de 30 años presentan algún grado de celulitis.
Los factores hereditarios determinan características como el metabolismo, la distribución de grasa y la estructura del tejido conectivo. Mujeres con una predisposición genética tienen mayor riesgo de desarrollar celulitis en áreas específicas del cuerpo como los muslos y glúteos.
La celulitis se forma debido a una estructura particular del tejido conectivo en las mujeres, donde las fibras de colágeno están dispuestas verticalmente en la piel. Esta estructura permite que las células adiposas se expandan hacia la superficie, a diferencia de los hombres, cuya disposición más reticulada de fibras les ofrece mayor resistencia al desarrollo de celulitis.
La celulitis está asociada a problemas microcirculatorios. Una circulación deficiente en la capa subcutánea limita la eliminación de toxinas y causa retención de líquidos, lo que aumenta la visibilidad de la celulitis. Estudios muestran que las alteraciones vasculares subcutáneas afectan hasta el 60% de las mujeres con celulitis severa.
Una dieta alta en grasas y azúcares, combinada con un estilo de vida sedentario, promueve la expansión de los adipocitos y la acumulación de toxinas en el tejido adiposo, lo que agrava la celulitis. El ejercicio insuficiente disminuye la tonicidad muscular, lo que contribuye a una mayor flacidez y realza las depresiones cutáneas.
La celulitis es una alteración del tejido subcutáneo que afecta entre el 80% y 90% de las mujeres
Los niveles de estrógeno desempeñan un papel clave en el desarrollo de la celulitis.
La mala circulación y retención de líquidos aumenta la visibilidad de la celulitis.
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